La arquitectura en muchos casos nos asombra. Las nuevas tendencias conviven con los diferentes estilos arquitectónicos y muchos arquitectos o diseñadores encuentran en casas antiguas de gran estilo la posibilidad de explotar su potencial mezclando materiales y fundamentalmente ideas innovadoras.
En San Isidro. Una antigua casa chorizo, reformada para mirar hacia el verde y recibir al sol puede ser un ejemplo de ello. La estilista Clara Pinto, supo combinar elementos originales con incorporaciones efectivas en su hogar familiar. Después de una larga búsqueda encontraron eso que tanto buscaban, techos altos, los pisos de calcáreos y un potente cerramiento de vidrio repartido que abarcaba toda la extensión de la fachada.
La reforma consistía en diseñar, buscar buenas aberturas y aprovechar esos materiales que se pueden restaurar.
Con buen criterio aprovecharon los espacios para plantear ambientes que se suceden de cara a un pasillo que es el alma de la casa. Para la ambientación, se proyectó una equilibrada mezcla de estilos country y urbano: maderas, fibras naturales y detalles en hierro negro que no opacan las señas de identidad de la construcción y a la vez realzan lo nuevo.
Se respetó la estructura de casa chorizo: los ambientes dan hacia el pasillo y tienen vista directa al jardín a través del cerramiento de hierro y vidrio repartido que va de medianera a medianera.
Se armó el comedor cerca de la cocina. Para ganar espacio, hicieron un banco que apoya contra la pared, que además tiene tapa para guardar cosas.
Después de mucho pensarlo, decidieron mantener los calcáreos, que conservan el encanto de los años bien vividos.
Los dueños de casa aseguran que volverían a elegir el vidrio repartido. También advierten que requiere de un buen sistema de climatización.
Reciclar, una decisión inteligente.
Recibieron los muebles, la mesada y la bacha de un familiar que reformaba su cocina. Bien laqueados y con herrajes negros, quedaron impecables.
El comedor se comunica con la cocina.
“Quería que la cocina tuviera un aire campestre con predominio del blanco, detalles en madera y toques modernos que hablaran de una renovación”.
La mayor inversión de la reforma se destinó a mejorar la iluminación y la ventilación. Aquí sumaron una ventana de techo que funciona a control remoto.
El living fue otro de los espacios difíciles de resolver, porque es angosto, debía cumplir varias funciones y tenían que dejar una pared despejada para el proyector, porque no querían tele.
La pared de ladrillos a la vista era una de las condiciones del hogar soñado por los dueños de casa. Tuvieron la precaución de complementarlo con piezas de madera y fibras naturales, porque querían un efecto rústico, no industrial.
Para generar un acceso más importante y llevar la ansiada luz al interior, derribaron parte de la pared y ampliaron la antigua entrada que solo tenía una puerta.
La pared del pequeño recibidor del dormitorio principal es la única que tiene color. Fue un recurso para darle protagonismo a un espacio que es lo primero que se ve al entrar y que marca uno de los extremos de la casa.
Con aberturas de vidrio repartido cerca del cielo raso trajeron más luz al dormitorio de Lola y Rafael,que solo tenía la ventana que da al pasillo
Hecho a nuevo, el baño mantuvo elementos vintage, como el mueble antiguo, que reformaron con la bacha, y los calcáreos, que se llevan de maravillas con la grifería negra.
Igual que en el interior, en la galería conservaron los pisos originales de ladrillos que refuerzan la identidad de la casa.
Con mucho ingenio y buscando exponer lo mejor de la arquitectura antigua y la combinación con la modernidad nos encontramos con este maravilloso cambio. Felicitaciones…
Fuente: Diario La Nación
Nota: Karina Contini y Viviana Álvarez